Según el reciente estudio elaborado por Capgemini sobre riqueza mundial en el presente año, las empresas familiares generan casi el 70% del PIB mundial. De igual forma, hay catorce millones de fortunas en todo el mundo que disponen de un patrimonio aproximado de 40,7 billones de euros y buscan compañías donde invertir parte de sus beneficios.

Los grandes inversores se fijan cada vez más en las empresas familiares para destinar su dinero. Nueve de cada diez inversores afirman que esta práctica es muy positiva y seguirán invirtiendo en este tipo de compañías (el 44% de las grandes fortunas afirma que ya lo ha hecho). En España por ejemplo, los grandes inversores están más presentes en la financiación de entidades familiares que la media global del resto de los países consultados. Más del 80% de las empresas familiares españolas afirman haber recibido fondos de este tipo de inversores. La principal motivación que tienen para intervenir con su dinero en este tipo de negocios es que valoran por encima de todo la tradición y la confianza que transmiten estas compañías y, por su parte, respetan sus medios de producción y la privacidad de los miembros de la familia.

Según el “Estudio Global de la Empresa Familiar”, elaborado por KPMG, cada vez son más las empresas familiares que presentan de manera atractiva sus negocios a las grandes fortunas como una opción de inversión interesante y a la vez rentable. Para llevar a cabo este informe se han entrevistado a inversores particulares, directivos de empresas familiares y grandes patrimonios de 29 países de todo el mundo, incluido España. De todos los datos obtenidos se desprende que seis de cada diez empresas familiares en todo el mundo (alrededor del 58%), están buscando distintas vías de financiación para sus negocios. Pero los directivos de empresas de origen familiar se quejan de la dificultad para conseguir fondos privados y creen que los grandes patrimonios pueden ser una opción muy buena para conseguir financiación.

Según el estudio, las prioridades de los grandes inversores coinciden con la de las empresas familiares. El 60% de estos inversores asumiría riesgos a largo plazo y el 37% afirma que la revalorización de la inversión es una de las causas que motiva su operación. Las empresas familiares por su parte, el 23% dicen que la recuperación de la inversión a largo plazo es una característica muy definida de este tipo de empresas.

Hay una razón que desmotiva a los grandes inversores a realizar la operación y es el desacuerdo entre los miembros de la familia y el hecho de no poder hacerse con la compañía a largo plazo, algo que las empresas familiares rechazan de plano desde el principio. Pero a pesar de estas diferencias el estudio ofrece datos optimistas para que los negocios familiares puedan recibir este importante incentivo de manos privadas.

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