MonedasEn los últimos meses se están poniendo de moda, aunque en realidad nacieron en la crisis económica del 96. Sin embargo, las necesidades de financiación de los autónomos y las pymes emprendedoras han recuperado a este instrumento financiero que navega entre un préstamo tradicional y las inversiones de capital riesgo. Su ventaja es que no precisa de aval pero para su concesión hay que presentar un plan de negocio viable y de calidad.

Esas exigencias responden a que la entidad financiera va prestando el dinero según se van consiguiendo los hitos del plan de negocio, ya sean ventas, facturación, acabar un producto, alcanzar un número de clientes. En realidad, es un préstamo a largo plazo, incluso con posibilidades de carencia, cuyos intereses van ligados a los resultados obtenidos con el proyecto empresarial. Aquellas iniciativas que tienen carácter innovador, tienen preferencia para conseguirlos.

Los préstamos participativos suelen tener una parte fija y otra de interés variable, que se fijará dependiendo de una serie de indicadores del sector económico en el que se vaya a desarrollar la actividad. Por otro lado, sus intereses son deducibles en el Impuesto de Sociedades y para amortizarlo anticipadamente debe compensarse con una ampliación de fondos propios en igual cantidad, con el objetivo de evitar que la empresa se descapitalice.

Al firmar el contrato, la entidad financiera estipula una fecha final en la que puede convertir ese préstamo en un porcentaje de la empresa, es decir, convierte en préstamo en acciones de la empresa. La entidad que presta no participa en la gestión de la empresa pero si tiene un representante en el Consejo de Administración. Además, deja la puerta abierta a nuevas inversiones, en el caso de que el proyecto funcione.

Lograr un préstamo participativo en las circunstancias actuales ayuda a mejorar la imagen de la empresa, al ser considerado un proyecto de futuro y esa circunstancia puede convertirse en un reclamo para nuevos inversores.

Ahora, en el caso de que el proyecto naufrague, los préstamos participativos se consideran como patrimonio neto en el caso de que haya que reducir el capital o liquidar la empresa. Además funciona como deuda subordinada, es decir, que el prestamista se coloca después de los acreedores comunes en un proceso concursal y sólo cobrará por delante de los accionistas de la empresa, circunstancia que permite recurrir a otro tipo de financiación.

En estos momentos, los préstamos participativos pueden obtenerse en distintas entidades financieras, y la Empresa Nacional de Innovación, ENISA, adscrita al Ministerio de Industria, Energía y Turismo, a través del programa Impulsando Pymes, ofrece este tipo de financiación con importes que van desde los 25.000 euros hasta el 1,5 millones de euros.

Por Contamoney

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