Una de las decisiones claves a la hora de adquirir un bien es la fórmula que, en base a nuestras necesidades, vamos a elegir para pagarlo. Cuando adquirimos un coche, el concesionario siempre nos pregunta si vamos a financiarlo o pagarlo al contado. En época de crisis no es una decisión fácil porque el coste del coche varía mucho y nuestra economía puede resentirse.
Lo ideal es pagarlo al contado, pero no siempre es posible. Los informes dicen que casi el 80% de los coches que se venden en la actualidad se financian. Si ese es nuestro caso, debemos empezar a hacer números. Lo primero que debemos hacer es no conformarnos con la oferta que nos hace el concesionario y visitar varias entidades financieras para saber sus condiciones y requisitos. Encontraremos grandes diferencias, que se pueden traducir en un ahorro muy significativo para nuestro bolsillo.
Factores como el plazo de devolución del dinero, las cantidades a aportar al inicio y final del pago, el tipo de interés que se aplica al crédito, los costes por una amortización más rápida, deben ser cuestiones claves a la hora de tomar la decisión.
Y sobre todo, no se olviden de leer la letra pequeña de este tipo de contratos, que puede encerrar algunos matices que al final se acaban convirtiéndose en euros que tenemos que pagar por sorpresa.
Lo ideal es que al firmar el crédito, tengamos muy clara nuestra planificación de pagos, las cuantías y las fechas exactas y que las incorporemos a la agenda de Contamoney. Así no tendremos problemas.